El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un fuerte componente genético. Es una enfermedad muy prevalente que, según estimaciones, afecta entre un 5 y un 10% de la población infanto-juvenil, siendo unas 3 veces más frecuente en varones.
Está caracterizado por una dificultad de mantener la atención
voluntaria frente a actividades, tanto académicas como cotidianas y
unido a la falta de control de impulsos.
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Según el DSM-IV-TR (APA,2001) los criterios aplicables para diagnosticar el TDAH son los siguientes (recuerde que el diagnóstico debe realizarlo un médico especialista en TDAH):
Desatención
- No suele prestar atención a los detalles. Comete errores frecuentemente en el colegio, el trabajo u otras actividades.
- Le cuesta mantener la atención en tareas o actividades de tipo lúdico.
- Parece que no escucha cuando se le habla.
- No suele finalizar las tareas o encargos que empieza y no suele seguir las instrucciones que se le mandan, sin ser por un comportamiento negativista o por una incapacidad para comprender las instrucciones.
- Le resulta complicado organizar tareas y actividades.
- Intenta evitar realizar tareas que le suponen un esfuerzo mental sostenido (actividades escolares o tareas domésticas).
- Pierde objetos frecuentemente (ejercicios, lápices, libros, juguetes…)
- Se distrae con cualquier estímulo irrelevante.
- Es descuidado en las actividades de la vida diaria.
- Suele mover en exceso las manos y los pies o no se está quieto en el asiento.
- No suele permanecer sentado en las situaciones en las que se espera que lo esté.
- Suele correr o saltar en exceso en situaciones en las que no es apropiado hacerlo.
- Tiene dificultades para realizar actividades o juegos tranquilos.
- Suele estar en movimiento y actuar como si tuviese un motor en marcha continuamente.
- Suele hablar en exceso.
- Suele dar respuestas precipitadas antes de que se hayan terminado de formular las preguntas.
- Le cuesta esperar su turno y respetar las colas.
- Suele correr o saltar en exceso en situaciones en las que no es apropiado hacerlo.
- Suele interrumpir a los demás y entrometerse en las actividades de otros.
En los últimos años se están diagnosticando un elevado número de personas con TDAH. Es tal el aumento de casos que llega a originarse la duda de si es posible que haya un sobrediagnóstico de dicho trastorno.
El TDAH existe, pero hay muchos niños y niñas diagnosticados/as que no lo padecen.
La sintomatología puede manifestarse de
forma diferente según la edad y se debe desarrollar en dos ó
más ambientes como en casa y en el colegio.
La opinión actual sobre la etiología del trastorno
se centra en un fallo en el desarrollo de los circuitos cerebrales en
que se apoyan la inhibición y el autocontrol, funciones cruciales para
la realización de cualquier tarea.