Los celos son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido. Los celos entre los/as hermanos/as surgen en un afán por tratar de conservar de manera exclusiva todo el afecto de uno o ambos progenitores. El problema surge con la llegada de un hermanito/a, el niño/a/la percibe que sus padres dedican mayor atención a un "intruso". Y empiezan los cambios: Horarios, actividades, el tiempo de atención exclusiva se ve reducido, etc. Ya nada es lo mismo... "El príncipe/princesa ha sido destronado".
¿Cómo se manifiestan los celos en los niños/as?
Las manifestaciones son múltiples. Pero destacaremos algunos comportamientos
fácilmente observables y frecuentes:
fácilmente observables y frecuentes:
- Rivalidad abierta: se manifiesta de forma verbal hacia el otro: “no quiero al hermanito/a”, “quiero que te lo/a lleves”, etc.
- Actuaciones agresivas hacia el bebé: de la palabra se pasa a la acción; el niño/a le quita los juguetes a su hermano/a, le tapa la nariz, etc.
- Hostilidad hacia la/el madre/padre: con formas de actuación que saben que molestan a la/el mamá/papá: “desobedecer”, “oposición sistemática hacia lo que se le pide”, etc.
- Hostilidad hacia sí mismo/a: “te vas a enfadar conmigo”...
- Regresar a comportamientos más infantiles: “ponme el chupete”, “hablan como si fueran más pequeños/as”, repetición de palabras y frases, tartamudeo, etc.
- Signos de infelicidad y/o frustración: lloro frecuente y sin motivo aparente, momentos de tristeza, preguntas alusivas a sí se le quiere o no.
- Negativismo: responder con un NO, a propuestas que antes aceptaba, a veces sin escuchar lo que se le expone y/o pide.
- Escaso apetito: come menos que antes y se niega a probar alimentos que antes pedía.
- Sueño irregular: en general pide ir a la cama de los padres, o solicita compañía en la suya, llama frecuentemente a un adulto.
- Cambio de estado de ánimo sin causa aparente: pasa de quietud a intranquilidad, de alegría a tristeza, de actividad a inactividad.
- En casos extremos pueden aparecer manifestaciones de tipo orgánico: vómitos, anorexia, mareos, terrores nocturnos, insomnio etc.
- En ocasiones adoptan conductas desafiantes hacia los padres/madres, familiares y profesores/as, menosprecian a compañeros, se aíslan socialmente, muestran pruebas de afecto exageradas...
Nunca falta un rasgo común en todas ellas: el sufrimiento del/de la niño/a, acompañado de un sentimiento de culpabilidad.
A continuación se muestran algunos consejos para atenuar los celos infantiles:
- Preparar al/a la niño/a diciéndole que se le va a querer igual y que no perderá ningún privilegio.
- Leerle historias que traten sobre la llegada de un/a hermanito/a y resaltarle lo bueno de esto.
- Trabajar sobre el control de las emociones. Jugar a poner cara de enojado, cara de bronca y cara de contento. Y pedirle que cuando nazca su hermano/a exprese su sensación con una cara. Esto ayudará a decir qué le está pasando. Es preferible que se exprese de esa manera y no pataleando o con otras actitudes agresivas.
- Mostrarle fotos de cuando él era bebé, mostrarle cuándo la madre estaba embarazada de él/ella. Esto ayuda a mostrarle que él tuvo la misma atención antes de nacer que la que ahora ocupa su hermano/a.
- Hacer partícipe a los/as hijos/as de las tareas que conlleva la llegada de su hermano: Preparar la cuna y habitación, adquirir la ropa...
- No hacer grandes cambios, como por ejemplo cambiarlo de cuarto.
Para cuando haya nacido su hermano/a se recomienda:
- Respetar las mismas rutinas que tenían y seguir llevándolo adonde siempre se lo llevaba.
- Que no sienta que su hermano/a le está quitando tiempo y lugar.
- Aumentar la demostración de afecto. Valorar todo lo que haga.
- Buscarse espacios para quedar a solas con él/ella.
- Advertir a los familiares que en las visitas que nos realicen eviten expresiones del tipo: "ahora si que vas a tener que compartir ", o "ya sabes, lo tendrás que cuidar porque el/ella niño/a será muy pequeño y tu ya eres mayor ", etc.
- Fomentar la buena relación con su hermano/a. Darle un lugar importante, por ejemplo decirle que él es el encargado de cuidar a su hermano menor o de enseñarle algo.
- Así mismo incitarles a que sus expresiones hagan alusión a aspectos positivos referidos al nuevo hermano/a: "te vas a divertir mucho ", "con un/a hermano/a vas a poder jugar cuando se haga un poco más grande", etc.
- Evitar frases que recriminen sus acciones: "No lo toques", "Aléjate que no me fío de ti", "Que se te va a caer" .
- Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: "Qué bien lo cuidas" "Eres muy responsable", "Ves que lo vas a bañar muy bien" .
- Involucrar a los/as hermanos/as en las tareas de cuidado, higiene, alimentación etc.
¿Qué actitudes deben adoptar los padres?
A continuación se presentan una serie de consejos que evitan la aparición y/o mantenimiento de conductas celosas dentro de la familia.
A continuación se presentan una serie de consejos que evitan la aparición y/o mantenimiento de conductas celosas dentro de la familia.
- Evitar: (en la medida de lo posible): Los gritos y las descalificaciones. Las atenciones y dedicación excesivas. Privilegios a unos/as hijos/as frente a otros/as. Comparaciones entre los diferentes hijos/as. Atenciones y recompensas al "chivato". Comentarios de vecinos/as, amigos/as y familiares haciendo comparaciones de vuestros/as hijos/as.Un trato irónico, o risa y burla ante conductas inadecuadas. Que el/la hijo/a mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado del hermano/a menor. La competitividad entre hermanos/as. Tomar en cuenta las conductas propias de bebé (impropias de la edad).
- Tratar con afecto y atención frecuentes a tus hijos/as para que perciban que son queridos/as.
- Favorecer el juego con todos/as los/as hijos/as (para lograr una mayor armonía entre los/as hermanos/as).
- Promover un clima de sosiego y tranquilidad en todos los momentos posibles.
- Educar a los/as hijos/as en el control de sus emociones: aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, responder con tranquilidad ante situaciones adversas, enseñarle a aceptar sus incapacidades y dificultades con optimismo.
- Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo/a.
- Estimular a los/as hijos/as para que expresen lo que sienten con libertad y puedan compartir
tristezas y alegrías. - Dar afecto a los/as hijos/as sin distinción de edad. En nuestra sociedad solemos prestar excesiva preferencia afectiva al niño/a pequeño/a omitiendo de forma bastante brusca e inconsciente la atención a los/as hermanos/as mayores. Sin embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no el recién nacido que no es consciente del momento.
- Valorar a nuestros hijos/as delante de familiares y visitas, tratando de omitir todo comentario negativo sobre ellos/as.
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